En la CSI en Arcelormittal, entendemos que legalmente se puedan elevar a nivel estatal las negociaciones colectivas y que la representatividad de los sindicatos es la que es y no nos corresponde estar. Lo respetamos. Es la consecuencia tras haber perdido delegados en las últimas elecciones, donde quedó claro que un porcentaje mayoritario de la plantilla prefiere la inacción y el servilismo de ciertos sindicatos que tener en los Comités a personas que negocien de verdad, sin nada que deber a la Dirección y con el objetivo de defender los intereses de la totalidad de la plantilla por encima de intereses particulares.
Pero que sepamos que es legal no significa que estemos a favor de la negociación colectiva vía Acuerdo Marco, y más después de haber comprobado “in situ” el funcionamiento de la misma en la anterior negociación en la que si estuvimos y bien que influimos a pesar de nuestra escasa representatividad: primer Acuerdo Marco que acaba “sin acuerdo”. Casualidades de la vida.
La realidad es que en dichas negociaciones se marcan los puntos claves de la negociación colectiva que luego se aplican en los convenios, como recordamos quienes llevamos años sacando adelante la producción y las ganancias de la empresa: salarios, vacaciones, prejubilaciones… todo ello se negocia en un documento que finalmente se suele aprobar vía “asambleas de afiliados” de ciertos sindicatos. Muy democrático: unas decenas de personas deciden el futuro de miles. No hay más que recordar que fruto de este “sistema negociador” sufrimos el robo del 8’5% o las “vacaciones” al 6/2.
En la actualidad, la negociación avanza lenta y es más pérdida de tiempo que otra cosa: reunión el día 1 de abril para fijar la representatividad de la parte social (5 UGT, 3 CCOO, 3 ELA, 1 LAB y 1 USO) y el día 8 para marcar la siguiente reunión justo los días en que hay Asambleas Generales: 20 y 21 de abril. ¡Qué casualidad!
Parece ser que las movilizaciones, los paros y las Asambleas convocadas los dos últimos meses siguen marcando el paso de la negociación colectiva, dejando en mal lugar a una Dirección que las califica como “minoritarias” y a unos sindicatos que incluso utilizan su mayoría en los Comités de empresa para atacar y tratar de boicotear el derecho a la huelga, lo nunca visto. Se instalan, tanto la empresa como la mayoría sindical, en la “técnica del avestruz”: esconder la cabeza, dejar que pase el tiempo y ver si la culpa de no avanzar cae de otro lado y no les salpica.
En la CSI en Arcelormittal esta táctica que tanto les gusta nos parece un locura, la verdad. Quienes presumen continuamente de ostentar mayorías y que por eso están sentados en una mesa con amplia representación, deben de negociar buscando acuerdos y soluciones para el bien de la plantilla y de la empresa, o por lo menos dar la cara e intentarlo. Si quieren medallas, que vayan a las Olimpiadas. La negociación colectiva está para otra cosa.
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